
los sufrimientos todos
que fui capaz de realizarme
Y las sales de mi cuerpo,
por mi mejilla peluda,
fueron lloradas.
Y no hubo nada, que en mi realidad
tuviera que ver con ella.
Se acercaba lo observado
silenciosamente
a lo imaginado.
Ella no parpadeó,
fui yo que la inventé parpadeando.
Ni luego se alejó,
fui yo que la alejé olvidando.
La amo. O no. No recuerdo.
El caso es que la amo.
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