jueves, 27 de noviembre de 2014

En ebullición

Hiervo por fuera y hiervo por dentro. No hay peor manera de caerse de un sueño que dándote cuenta de que era imposible. Desplomarte de la nube en la que descansabais plácidamente tú y tu destino. Aflojar el puño, las mandíbulas y el ceño. Perder el rumbo, quedarse vacío, ahogar el instinto, venirse abajo, desorientarse, morir en vida. Y en el vértigo que provoca estar pisando un firme que no era el tuyo sentirte tan vacío y solo que buscas en ti un trozo de lo que tenías. Y el vacío se rellena con canciones y poesía, con soledad y palabras por decir... y, sin quererlo, cómo el agua hirviendo que sube, se enfría y baja, se calienta y vuelve a subir, una melodía que te seduce desde dentro, tanto que necesitas sacarla fuera y enseñarla, que te completa, que te comparte, que te empatiza, te hace levitar y te sube a tu lecho de nube en el que volver a creer en aquello que tantas veces te ha mantenido con vida en este mundo... esperando volverlo a cantar, esperando volver a caer, esperando volver a subir para contarlo. 

Manteniéndote caliente aquí en la fría altura de los sueños por cumplir.

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