miércoles, 21 de enero de 2015

Amor y pena

Hace años que nuestras sonrisas ya no se tocan. Que no les dejamos juntar sus labios carnosos y felices. Hace años que nuestros días bonitos ya no se cruzan, les tenemos el camino cortado y separado para que nunca se rocen. Pero hay un resquicio en la mala notica, dos halos de sombras grisaceas que se nos cuelan entre los dedos y se cruzan en un infinito subterraneo y apesadumbrado. Porque nuestras alegrias no se conocen pero nuestra penas cada vez que se ven se tantean, se miran, se desean, se tocan, se besan. Nuestras penas y nuestros malos despertares... Juguetean, se conocen, se gustan... se aman.

Y follan como locos en mi colchón de mal augurio y mi miedo se clava en tus pesadillas mientras mi mano menos diestra corretea por tus dudas hasta el centro de tu punto débil. Y me comes el talón de aquiles. Y yo bajo y me hundo en la humedad de tu fracaso. Y cabalgas a lomos de mis desgracias intensa y rojiza mientras tu dos complejos botan sobre mí con mansedumbre y belleza triste. Durante horas. Largo y eterno cómo todo lo desagradable. Ensangrentada pasión de lamentaciones y daños colaterales. Y mis odios y vacios porvenires bombean fuerte en ti. Tanto que parte de mi desgracia se incrustará en tu fina piel para siempre hasta que todo tiembla como un terremoto freudiano cuando los vecinos abandonan sus casas y tintinean las botellas vacías de nuestros hígados llorones mientras no puedo dejar de verter dentro de ti litros y litros de quejas entre gritos de auxilio y caras de pánico. Nuestras maravillas ni se rozan ni ya se acuerdan la una de la otra. Pero ay nuestros problemas! Ay que bien se lo pasan!.

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