lunes, 26 de enero de 2015

En las curvas

El parabrisas llevaba años estropeado y sólo se podía ver por la zona menos opaca del cristal. Además yo era un tipo bastante grande con lo que necesitaba conducir curvado, como ensimismado en la carretera, para poder ver a traves de ese hueco menos sucio. Sonaba un recopilatorio en cinta de Dr.Feelgood que había robado en los almacenes el Pilar allá por los 90 en una de esas gamberradas que me excitaban hasta llegar al éxtasis. Ese prolegómeno vital.
 
Ella respiraba fuerte en el asiento de atrás. Respiraba fuerte y gemía en las curvas. "¿Por qué no paras un ratito?" me preguntaba. Yo no podía girarme, estaba demasiado concentrado en mantener mi vieja chatarra entre esas dos lineas blancas de la calzada, pero le contestaba y le echaba un leve vistazo por el retrovisor colocado estratégicamente para alcanzar comunicación visual con ella. Estaba recostada en el asiento, medio de lado, con su larga falda subida hasta casi taparle la cara por completo y con la mano izquierda impidiendo con firmeza que sus bragas regresaran a la posición de partida. Todo esto lo imaginé sólo con verle los ojos por el retrovisor. Los ojos y el dedo índice que de vez en cuando se llevaba a la boca. "No puedo bonita, tenemos que llegar y aquí parados no hacemos nada". Ella no se resignaba, ni siquiera se enfadaba, ni siquiera protestaba... simplemente volvía a respirar fuerte, volvía a gemir en las curvas y volvía a repetirme la pregunta. No se cansaba, no desistía. Ella tenía claro lo que quería. Y yo también.

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